Donde hay un caso conocido de agresión en contra de las personas LGBT, se desconocen tres.
Caminar por la calle, salir con amigos, trabajar, tomar el transporte público; ser diferente. Situaciones cotidianas que ponen en peligro la integridad y seguridad de las personas LGBTTTIQ, víctimas de violencia y discriminación que en muchas ocasiones se convierten en crímenes de odio.
La antipatía social y el rechazo hacia todo lo que es desconocido genera discriminación y desprecio, y tiene como resultado comportamientos negativos con una raíz fundada, sistematizada y extendida que acepta socialmente el desprecio en contra de una persona o un grupo de persona, dañando sus derechos y libertades, ya sea de manera intencional o no. Esto permite que las amenazas verbales, los golpes, la violencia sexual y el asesinato pueden llegar a convertirse en actos normales de limpieza social que justifican y legitiman al agresor, al mismo tiempo que mantienen a la comunidad en una forma de vida única.
Las encuestas del Consejo Nacional para prevenir la Discriminación (CONAPRED) señalan a las personas LGBT en los primeros lugares de entre las poblaciones con mayores índices de discriminación en el país: el 53% sufrió acoso, expresiones de odio y violencia física en distintos ámbitos.
Para el 17 de mayo de 2020 ya se tenían registrados 209 casos en México de crímenes de odio, únicamente en 10 estados de los cuales, 49 fueron en Veracruz, 37 en Chihuahua y 28 en Michoacán.Del total, el 58% fue asesinado por un desconocido y el 15% por alguien conocido; un 14% por su pareja y el 2% por un familiar. Contrario a lo que se cree, solamente el 6% fueron asesinados por algún cliente.
Según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra personas LGBT, actualmente, 12 estados de los 32 en México, son los que tienen tipificadas las agresiones u homicidios contra la población de la diversidad sexual, Coahuila está entre ellas.
Tenemos derecho a morir de manera digna.
El reporte del observatorio expresa que el 56% de los asesinatos fueron por impactos de bala, 51% por arma blanca; 33% falleció a causa de una golpiza y un 27% por asfixia. Un 12% murió a causa de tortura. Dejando ver la intensidad del rechazo hacia las personas LGBTTTIQ, que después de haber vivido actos violentos, mueren de manera violenta y ensañada.
En Coahuila, las voces LGBTTTIQ no se escuchan.
En el caso de agresiones en el estado, desde el 2000 hasta el 2020 se registraron dos denuncias levantadas por agresiones a las personas LGBTTTIQ, ambas realizadas por mujeres trans debido a lesiones. Una en octubre de 2019 y otra en julio de 2020.
En el estado coahuilense, hace un año, se contabilizaron 14 asesinatos a personas LGBTTTIQ, según el Observatorio. De estos, se desconocen los detalles.
Según información brindada por medio de una solicitud de información a la Fiscalía General del Estado de Coahuila, no hubo hombres o mujeres transexuales asesinados durante el año pasado, ni en los últimos 20 años.
¿No hubo muertes?
Dados los resultados, se presentó una discrepancia de 14 casos con el conteo de la Fundación Arcoiris y los datos de la Fiscalía. Aunque en el estado las muertes y agresiones de personas LGBTTTIQ se tienen que tipificar, probablemente las instituciones continúen con la cadena discriminación y no se identifiquen los casos en los cuales personas trans son asesinadas, y no se está respetando su decisión de género. Otra opción posible por la cual existe esta discrepancia, es debido a que se clasifiquen con el género que fallecieron sin agregar que son personas LGBTTTIQ.
Según un funcionario de la Fiscalía al que consultamos, este órgano no se encarga de capturar los datos demográficos, sino el Servicio Médico Forense del Estado de Coahuila, con el cual no pudimos contactarnos.